LA SABIDURÍA DE LOS AÑOS
Hace poco alguien me comentó lo siguiente: “La sabiduría se está perdiendo” y al instante mi mente formuló una cuestión ¿A qué se refiere? Y es que, si rápidamente buscamos el significado de sabiduría en cualquier fuente, ya sea por medio de libros o la tecnología, encontraremos infinidad de definiciones; sin embargo, mencionaré una de ellas:
“La sabiduría es el conjunto de conocimientos que dota a una persona y que se desarrolla con el tiempo, a partir de las experiencias propias y ajenas, de la observación y la reflexión sobre la vida.”
Para mi suerte, esa persona pudo responder a mi interrogante sin necesidad de preguntárselo. Me comentó que debido a la pandemia que nos sacude en estos momentos, la población de la tercera edad era la más vulnerable y al ser esto posible, aquellos que han estado en este mundo desde antes que alguno de nosotros naciera, pudieron conocer, disfrutar, experimentar y gozar del hogar que llamamos Tierra, no podrán llenar nuestro pequeño camino al que llamamos vida con sus conocimientos debido a que no los tendremos si en algún momento llegan a fallecer; y señalo pequeño porque a comparación de todos los años que tienen de experiencia nuestros padres, tíos, abuelos, hermanos, etc.
Nosotros , como diría mi progenitor: “todavía estamos empezando a disfrutar la vida”.
Luego de escuchar su explicación, analicé muy detenidamente acerca de los adultos mayores y su gran capacidad de comprensión, análisis y sobre todo su juicio crítico. Considero que todos o la mayoría en algún momento de nuestra vida ha escuchado de un familiar, amigo o maestro decir la frase “Si te lo digo, es por experiencia” y es que, si lo analizamos detenidamente, cuando tenemos un problema y optamos por una decisión que no es la correcta, pero se lo comentamos a alguien que ya ha pasado por algo similar y nos aconseja. Tenemos dos caminos, el primero es que podemos ver con claridad la realidad de lo que originaría nuestra acción y modificamos nuestra decisión; y el segundo es que preferimos apegarnos a la elección que no es la acertada pensando que sí la es, y esto solo por querer “aprender” a nuestro modo. Sin embargo, cuando optamos por la segunda y nos damos cuenta que el consejo era el correcto y nuestra forma de solución la equivocada, vienen los reproches a uno mismo y posiblemente un “te lo dije” de quien nos ofreció una buena alternativa, pero no todo esto es negativo, pues, también se origina una lección más para poder compartir con quien la necesite o para nuestro próximo conflicto.
Otro punto, es que a quién alguien mayor no le ha contado alguna experiencia de cuando era joven y habrán podido notar cómo se les ilumina el rostro de recordar sus llamadas “épocas de oro”, cuando se comían al mundo; pero también relatan las “épocas de días grises”, las dificultades que tuvieron, los altos y bajos, y ahora atesoran cada pequeño momento de su historia en su memoria, conmemorando con nostalgia lo que alguna vez fue, pero ya no es. Y es que todos sus relatos, siempre nos dejan una enseñanza, así como lo hizo alguna vez la historia de “El pastorcito mentiroso”.
En definitiva, solo depende de nosotros el cuidado de la población más vulnerable y no solo porque de no hacerlo perderíamos a un ser querido y con él o ella, sus consejos o conocimientos, sino porque también perdemos cultura. Necesitamos ser más conscientes que lo que acontece no solo es una crisis que afecta el sector económico o salud, va más allá y sin nuestra falta de sensibilidad, no podremos ver un mañana lleno de sabiduría.
ANÓNIMX
Para mi suerte, esa persona pudo responder a mi interrogante sin necesidad de preguntárselo. Me comentó que debido a la pandemia que nos sacude en estos momentos, la población de la tercera edad era la más vulnerable y al ser esto posible, aquellos que han estado en este mundo desde antes que alguno de nosotros naciera, pudieron conocer, disfrutar, experimentar y gozar del hogar que llamamos Tierra, no podrán llenar nuestro pequeño camino al que llamamos vida con sus conocimientos debido a que no los tendremos si en algún momento llegan a fallecer; y señalo pequeño porque a comparación de todos los años que tienen de experiencia nuestros padres, tíos, abuelos, hermanos, etc.
Nosotros , como diría mi progenitor: “todavía estamos empezando a disfrutar la vida”.
Luego de escuchar su explicación, analicé muy detenidamente acerca de los adultos mayores y su gran capacidad de comprensión, análisis y sobre todo su juicio crítico. Considero que todos o la mayoría en algún momento de nuestra vida ha escuchado de un familiar, amigo o maestro decir la frase “Si te lo digo, es por experiencia” y es que, si lo analizamos detenidamente, cuando tenemos un problema y optamos por una decisión que no es la correcta, pero se lo comentamos a alguien que ya ha pasado por algo similar y nos aconseja. Tenemos dos caminos, el primero es que podemos ver con claridad la realidad de lo que originaría nuestra acción y modificamos nuestra decisión; y el segundo es que preferimos apegarnos a la elección que no es la acertada pensando que sí la es, y esto solo por querer “aprender” a nuestro modo. Sin embargo, cuando optamos por la segunda y nos damos cuenta que el consejo era el correcto y nuestra forma de solución la equivocada, vienen los reproches a uno mismo y posiblemente un “te lo dije” de quien nos ofreció una buena alternativa, pero no todo esto es negativo, pues, también se origina una lección más para poder compartir con quien la necesite o para nuestro próximo conflicto.
Otro punto, es que a quién alguien mayor no le ha contado alguna experiencia de cuando era joven y habrán podido notar cómo se les ilumina el rostro de recordar sus llamadas “épocas de oro”, cuando se comían al mundo; pero también relatan las “épocas de días grises”, las dificultades que tuvieron, los altos y bajos, y ahora atesoran cada pequeño momento de su historia en su memoria, conmemorando con nostalgia lo que alguna vez fue, pero ya no es. Y es que todos sus relatos, siempre nos dejan una enseñanza, así como lo hizo alguna vez la historia de “El pastorcito mentiroso”.
En definitiva, solo depende de nosotros el cuidado de la población más vulnerable y no solo porque de no hacerlo perderíamos a un ser querido y con él o ella, sus consejos o conocimientos, sino porque también perdemos cultura. Necesitamos ser más conscientes que lo que acontece no solo es una crisis que afecta el sector económico o salud, va más allá y sin nuestra falta de sensibilidad, no podremos ver un mañana lleno de sabiduría.
ANÓNIMX
Comentarios
Publicar un comentario